jueves, 9 de diciembre de 2010

Ellen G. White - Adventistas



Ellen G. White

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Ellen G. White
Egw1899.jpg
Ellen White en 1899
Nacimiento 26 de noviembre de 1827
Gorham Maine
Fallecimiento 16 de julio de 1915 87 años
Elmshaven (Santa Helena), California
Nacionalidad estadounidense
Ocupación Co-fundadora de la Iglesia Adventista del Séptimo Día
Cónyuge James Springer White
Hijos Henry Nichols
James Edson
William Clarence
John Herbert
Ellen Gould Harmon de White conocida también como Elena G. de White (26 de noviembre de 1827 - 16 de julio de 1915) cristiana norteamericana, cuyo liderazgo llevo al establecimiento de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Los adeptos de esta iglesia la consideran además de líder eclesiástica como profeta para los tiempos modernos.
Ellen G. White fue una figura controversial en su tiempo, y aún genera muchas discusiones especialmente entre los otros grupos cristianos, así como de los no religiosos. Ella afirmó haber recibido visiones después de no cumplirse el segundo regreso de Jesús fijado para octubre de 1844 señalado por William Miller, a quien seguía Ellen White. Las visiones de la señora White dieron base para que el movimiento adventista considerara que en ella se manifestó el "Don de Profecía", lo cual dotó a sus escritos de gran importancia para los creyentes de esta denominación. Los adventistas creen que ella experimentó cerca de 2.000 visiones. Algunos pocos adventistas, los cristianos no adventistas y los no-religiosos consideran que sus visiones se debían a una supuesta epilepsia de lóbulo temporal resultado de una lesión sufrida a la edad de nueve años, de la cual no existen pruebas y nunca le fue diagnosticada.
Ellen G. White promovió el vegetarianismo, así como la evangelización y difusión del adventismo en diferentes lugares del mundo. Durante su vida escribió más de 5.000 artículos de periódicos y 40 libros; actualmente, incluyendo las compilaciones de sus 50.000 páginas de manuscritos se han publicado cerca de 100 libros, los cuales han sido traducidos a los principales idiomas del mundo. Algunos de los más populares son: El camino a Cristo, El deseado de todas las gentes, El Conflicto de los Siglos.

Contenido

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[editar] Cronología

[editar] Infancia y juventud

Ellen Gould Harmon y su hermana gemela Elisabeth nacieron el 26 de noviembre de 1827, en una granja (ahora conocida como Fort Hill Farm) cerca de Gorham, Maine, una aldea situada a unos 19 km al oeste de la ciudad de Portland en el noreste de los Estados Unidos. Robert F. y Eunice G. Harmon tenían una familia de ocho hijos[1] y pocos años después del nacimiento de Ellen y su hermana, la familia se mudó a Portland, en donde su padre, se dedicó a la fabricación de sombreros.

[editar] El accidente

A los nueve años, una tarde, mientras regresaba a casa de la escuela, fue golpeada en la cara con una piedra que una compañera de clases le tiró. El golpe le fracturó el tabique de la nariz y casi le costó la vida, por tres semanas estuvo inconsciente, virtualmente en estado de coma.

[editar] Su conversión

En el año 1840, Ellen con sus padres, asistió al congreso metodista en Buxton, y allí a la edad de doce años se convirtió a la Iglesia Metodista. Poco después debido a su insistencia fue bautizada por inmersión en la bahía de Portland, y aceptada como miembro de la Iglesia Metodista.[2]

[editar] Su educación

La salud de Ellen la perjudicó de tal forma que en raras ocasiones estuvo en disposición de asistir a la escuela. Ella misma describe sobre esta experiencia:
"Mis maestras me aconsejaron que dejase de asistir a la escuela y no prosiguiese los estudios hasta mejorar de salud. La más terrible lucha de mi niñez fue el verme obligada a ceder a mi flaqueza corporal y decidir que era preciso dejar el estudio y renunciar a toda esperanza de educación".[3]
La educación de Ellen fue limitada aproximadamente a tres años, este hecho genera sorpresa en todos aquellos que estudian su amplia producción literaria.

[editar] Ellen G. White y William Miller

[editar] El Mensaje de la Segunda Venida de Cristo

Ellen y otros miembros de su familia, asistieron a las reuniones adventistas en Portland entre 1840 y 1842. Aceptaron completamente los puntos presentados por William Miller y su equipo de predicadores, y confiaban que Jesús regresaría a la tierra inicialmente en 1843, y luego en 1844.
Las fervientes actividades de la familia en promulgar la esperanza del advenimiento indujo a la Iglesia Metodista de Portland a expulsar a la familia de la feligresía de la misma, en la última parte de 1843.

[editar] El 22 de octubre de 1844 y El Gran Chasco

Desde los doce años, hasta los dieciséis (de 1840 a 1844), Ellen Harmon con sus padres y un numeroso grupo de creyentes participó en la proclamación del segundo advenimiento de Cristo promovido por William Miller, conocido en aquel momento como Movimiento Millerista.
Este grupo de creyentes se prepararon para encontrarse con "su Señor" el 22 de octubre de 1844. Esa sería la fecha de la Segunda Venida de Cristo y el Día del Juicio. Cuando en esa fecha no ocurrió lo que esperaban se produjo un "gran chasco" entre todos los seguidores del Movimiento Millerista.

[editar] Vocación y comienzo de su ministerio

[editar] La primera visión de Ellen Harmon

El Gran Chasco del 22 de octubre de 1844 sorprendió a Ellen con sólo diecisiete años, pero a pesar de su juventud su espiritualidad no disminuyó. Esta experiencia fue muy crítica y muchos que habían participado en el movimiento millerista, estaban dudando acerca de su experiencia o estaban abandonándola.
En diciembre de este mismo año Ellen Harmon tuvo su primera visión, la cual renovó su confianza y la de otros creyentes en sus creencias sobre el advenimiento. Debido al estado precario de salud de Ellen, estaba alojada en la casa de los Haines en South Portland, Maine (EE. UU.), para aportar un poco de descanso a su madre. Su médico y sus amigos habían aceptado ya la idea de que moriría de tuberculosis. Era la hora la meditación matinal, ella junto a un grupo mujeres estaban orando en busca de respuestas sobre el gran chasco. Fue en este momento que esta adolescente entró en trance, y en este vio un viaje simbólico del grupo de creyentes al que pertenecía hacía una ciudad celestial, con Cristo a la cabeza.(Cita textual de la visión:
como Dios me ha mostrado el camino que el pueblo adventista ha de recorrer en viaje a la santa ciudad, así como 14 la rica recompensa que se dará a quienes aguarden a su Señor cuando regrese del festín de bodas, tengo quizás el deber de daros un breve esbozo de lo que Dios me ha revelado. Los santos amados tendrán que pasar por muchas pruebas. Pero nuestras ligeras aflicciones, que sólo duran un momento, obrarán para nosotros un excelso y eterno peso de gloria con tal que no miremos las cosas que se ven, porque éstas son pasajeras, pero las que no se ven son eternas. He procurado traer un buen informe y algunos racimos de Canaán, por lo cual muchos quisieran apedrearme, como la congregación amenazó hacer con Caleb y Josué por su informe. (Núm. 14:10.) Pero os declaro, hermanos y hermanas en el Señor, que es una buena tierra, y bien podemos subir y tomar posesión de ella.


Mientras estaba orando ante el altar de la familia, el Espíritu Santo descendió sobre mí, y me pareció que me elevaba más y más, muy por encima del tenebroso mundo. Miré hacia la tierra para buscar al pueblo adventista, pero no lo hallé en parte alguna, y entonces una voz me dijo: "Vuelve a mirar un poco más arriba." Alcé los ojos y vi un sendero recto y angosto trazado muy por encima del mundo. El pueblo adventista andaba por ese sendero, en dirección a la ciudad que se veía en su último extremo. En el comienzo del sendero, detrás de los que ya andaban, había una brillante luz, que, según me dijo ,un ángel, era el "clamor de media noche." Esta luz brillaba a todo lo largo del sendero, y alumbraba los pies de los caminantes para que no tropezaran.



Delante de ellos iba Jesús guiándolos hacia la ciudad, y si no apartaban los ojos de él, iban seguros. Pero no tardaron algunos en cansarse, diciendo que la ciudad estaba todavía muy lejos, y que contaban con haber llegado más pronto a ella. Entonces Jesús los alentaba levantando su glorioso brazo derecho, del cual dimanaba una luz que ondeaba sobre la hueste adventista, y exclamaban: "¡Aleluya!" Otros 15 negaron temerariamente la luz que brillaba tras ellos, diciendo que no era Dios quien los había guiado hasta allí. Pero entonces se extinguió para ellos la luz que estaba detrás y dejó sus pies en tinieblas, de modo que tropezaron y, perdiendo de vista el blanco y a Jesús, cayeron fuera del sendero abajo, en el mundo sombrío y perverso. Pronto oímos la voz de Dios, semejante al ruido de muchas aguas, que nos anunció el día y la hora de la venida de Jesús.



Los 144,000 santos vivientes reconocieron y entendieron la voz; pero los malvados se figuraron que era fragor de truenos y de terremoto. Cuando Dios señaló el tiempo, derramó sobre nosotros el Espíritu Santo, y nuestros semblantes se iluminaron refulgentemente con la gloria de Dios, como le sucedió a Moisés al bajar del Sinaí.

Los 144,000 estaban todos sellados y perfectamente unidos. En su frente llevaban escritas estas palabras: "Dios, nueva Jerusalén," y además una brillante estrella con el nuevo nombre de Jesús. Los impíos se enfurecieron al vernos en aquel santo y feliz estado, y querían apoderarse de nosotros para encarcelarnos, cuando extendimos la mano en el nombre del Señor y cayeron rendidos en el suelo. Entonces conoció la sinagoga de Satanás que Dios nos había amado, a nosotros que podíamos lavarnos los pies unos a otros y saludarnos fraternalmente con ósculo santo, y ellos adoraron a nuestras plantas. (Véase el Apéndice.) Pronto se volvieron nuestros ojos hacia el oriente, donde había aparecido una nubecilla negra del tamaño de la mitad de la mano de un hombre, que era, según todos comprendían, la señal del Hijo del hombre. En solemne silencio, contemplábamos cómo iba acercándose la nubecilla, volviéndose cada vez más esplendorosa hasta que se convirtió en una gran nube blanca cuya parte inferior parecía fuego. Sobre la nube lucía el arco iris y en torno de ella aleteaban diez mil ángeles cantando un hermosísimo himno. En la nube estaba sentado el Hijo del hombre. Sus cabellos, 16 blancos y rizados, le caían sobre los hombros; y llevaba muchas coronas en la cabeza. Sus pies parecían de fuego; en la mano derecha tenía una hoz aguda y en la izquierda llevaba una trompeta de plata. Sus ojos eran como llama de fuego, y escudriñaban de par en par a sus hijos. Palidecieron entonces todos los semblantes y se tornaron negros los de aquellos a quienes Dios había rechazado. Todos nosotros exclamamos: "¿Quién podrá permanecer? ¿Está mi vestidura sin manchas?" Después cesaron de cantar los ángeles, y por un rato quedó todo en pavoroso silencio cuando Jesús dijo: "Quienes tengan las manos limpias y puro el corazón podrán subsistir. Bástaos mi gracia." Al escuchar estas palabras, se iluminaron nuestros rostros y el gozo llenó todos los corazones. Los ángeles pulsaron una nota más alta y volvieron a cantar, mientras la nube se acercaba a la tierra.
Luego resonó la argentina trompeta de Jesús, a medida que él iba descendiendo en la nube, rodeado de llamas de fuego. Miró las tumbas de sus santos dormidos. Después alzó los ojos y las manos hacia el cielo, y exclamó: "¡Despertad! ¡Despertad! ¡Despertad los que dormís en el polvo, y levantaos!" Hubo entonces un formidable terremoto. Se abrieron los sepulcros y resucitaron los muertos revestidos de inmortalidad. Los 144,000 exclamaron "¡Aleluya!" al reconocer a los amigos que la muerte había arrebatado de su lado, y en el mismo instante nosotros fuimos transformados y nos reunimos con ellos para encontrar al Señor en el aire.
Juntos entramos en la nube y durante siete días fuimos ascendiendo al mar de vidrio, donde Jesús sacó coronas y nos las ciñó con su propia mano. Nos dio también arpas de oro y palmas de victoria. En el mar de vidrio, los 144,000 formaban un cuadrado perfecto. Algunas coronas eran muy brillantes y estaban cuajadas de estrellas, mientras que otras tenían muy pocas; y sin embargo, todos estaban perfectamente satisfechos con su corona. Iban vestidos con un resplandeciente manto blanco desde los hombros hasta los pies. 17 Había ángeles en todo nuestro derredor mientras íbamos por el mar de vidrio hacia la puerta de la ciudad. Jesús levantó su brazo potente y glorioso y, posándolo en la perlina puerta, la hizo girar sobre sus relucientes goznes y nos dijo: "En mi sangre lavasteis vuestras ropas y estuvisteis firmes en mi verdad. Entrad." Todos entramos, con el sentimiento de que teníamos perfecto derecho a estar en la ciudad.
Allí vimos el árbol de la vida y el trono de Dios, del que fluía un río de agua pura, y en cada lado del río estaba el árbol de la vida. En una margen había un tronco del árbol y otro en la otra margen, ambos de oro puro y transparente. Al principio pensé que había dos árboles; pero al volver a mirar vi que los dos troncos se unían en su parte superior y formaban un solo árbol. Así estaba el árbol de la vida en ambas márgenes del río de vida. Sus ramas se inclinaban hacia donde nosotros estábamos, y el fruto era espléndido, semejante a oro mezclado con plata.
Todos nos ubicamos bajo el árbol, y nos sentamos para contemplar la gloria de aquel paraje, cuando los Hnos. Fitch y Stockman, que habían predicado el Evangelio del reino y a quienes Dios había puesto en el sepulcro para salvarlos, se llegaron a nosotros y nos preguntaron qué había sucedido mientras ellos dormían. (Véase el Apéndice.) Procuramos recordar las pruebas más graves por las que habíamos pasado, pero resultaban tan insignificantes frente al incomparable y eterno peso de gloria que nos rodeaba, que no pudimos referirlas y todos exclamamos: " ¡Aleluya! Muy poco nos ha costado el cielo." Pulsamos entonces nuestras áureas arpas cuyos ecos resonaron en las bóvedas del cielo.
Con Jesús al frente, descendimos todos de la ciudad a la tierra, y nos posamos sobre una gran montaña que, incapaz de sostener a Jesús, se partió en dos, de modo que quedó hecha una vasta llanura. Miramos entonces y vimos la gran ciudad con doce cimientos y doce puertas, tres en cada uno de sus cuatro lados y un ángel en cada puerta. Todos 18 exclamamos: "¡La ciudad! ¡la gran ciudad! ¡ya baja, ya baja de Dios, del cielo" Descendió, pues, la ciudad, y se asentó en el lugar donde estábamos. Comenzamos entonces a mirar las espléndidas afueras de la ciudad. Allí vi bellísimas casas que parecían de plata, sostenidas por cuatro columnas engastadas de preciosas perlas muy admirables a la vista. Estaban destinadas a ser residencias de los santos. En cada una había un anaquel de oro. Vi a muchos santos que entraban en las casas y, quitándose las resplandecientes coronas, las colocaban sobre el anaquel. Después salían al campo contiguo a las casas para hacer algo con la tierra, aunque no en modo alguno como para cultivarla como hacemos ahora. Una gloriosa luz circundaba sus cabezas, y estaban continuamente alabando a Dios.
Vi otro campo lleno de toda clase de flores, y al cortarlas, exclamé: "No se marchitarán." Después vi un campo de alta hierba, cuyo hermosísimo aspecto causaba admiración. Era de color verde vivo, y tenía reflejos de plata y oro al ondular gallardamente para gloria del Rey Jesús. Luego entramos en un campo lleno de toda clase de animales: el león, el cordero, el leopardo y el lobo, todos vivían allí juntos en perfecta unión. Pasamos por en medio de ellos, y nos siguieron mansamente. De allí fuimos a un bosque, no sombrío como los de la tierra actual, sino esplendente y glorioso en todo. Las ramas de los árboles se mecían de uno a otro lado, y exclamamos todos: "Moraremos seguros en el desierto y dormiremos en los bosques." Atravesamos los bosques en camino hacia el monte de Sión. En el trayecto encontramos a un grupo que también contemplaba la hermosura del paraje. Advertí que el borde de sus vestiduras era rojo; llevaban mantos de un blanco purísimo y muy brillantes coronas. Cuando los saludamos pregunté a Jesús quiénes eran, y me respondió que eran mártires que habían sido muertos por su nombre. Los acompañaba una innúmera hueste de pequeñuelos que también tenían 19 un ribete rojo en sus vestiduras. El monte de Sión estaba delante de nosotros, y sobre el monte había un hermoso templo. Lo rodeaban otros siete montes donde crecían rosas y lirios. Los pequeñuelos trepaban por los montes o, si lo preferían, usaban sus alitas para volar hasta la cumbre de ellos y recoger inmarcesibles flores. Toda clase de árboles hermoseaban los alrededores del templo: el boj, el pino, el abeto, el olivo, el mirto, el granado y la higuera doblegada bajo el peso de sus maduros higos, todos embellecían aquel paraje. Cuando íbamos a entrar en el santo templo, Jesús alzó su melodiosa voz y dijo: "Unicamente los 144,000 entran en este lugar." Y exclamamos: "¡Aleluya!"
Este templo estaba sostenido por siete columnas de oro transparente, con engastes de hermosísimas perlas. No me es posible describir las maravillas que vi. ¡Oh, si yo supiera el idioma de Canaán ¡Entonces podría contar algo de la gloria del mundo mejor! Vi tablas de piedra en que estaban esculpidos en letras de oro los nombres de los 144,000. Después de admirar la gloria del templo, salimos y Jesús nos dejó para ir a la ciudad. Pronto oímos su amable voz que decía: "Venid, pueblo mío; habéis salido de una gran tribulación y hecho mi voluntad. Sufristeis por mi. Venid a la cena, que yo me ceñiré para serviros." Nosotros exclamamos: "¡Aleluya! ¡Gloria!" y entramos en la ciudad. Vi una mesa de plata pura, de muchos kilómetros de longitud y sin embargo nuestra vista la abarcaba toda. Vi el fruto del árbol de la vida, el maná, almendras, higos, granadas, uvas y muchas otras especies de frutas. Le rogué a Jesús que me permitiese comer del fruto y respondió: "Todavía no. Quienes comen del fruto de este lugar ya no vuelven a tierra. Pero si eres fiel, no tardarás en comer del fruto del árbol de la vida y beber del agua del manantial." Y añadió: "Debes volver de nuevo a la tierra y referir a otros lo que se te ha revelado." Entonces un ángel me transportó suavemente a este obscuro mundo. A veces me parece que no puedo ya 20 permanecer aquí; tan lóbregas me resultan todas las cosas de la tierra. Me siento muy solitaria aquí, pues he visto una tierra mejor. ¡Ojalá tuviese alas de paloma! Echaría a volar para obtener descanso.
Cuando salí de aquella visión, todo me pareció cambiado. Todo lo que miraba era tétrico. ¡Cuán obscuro era el mundo para mí! Lloraba al verme aquí y sentía nostalgia. Había visto algo mejor, y ello arruinaba este mundo para mi. Relaté la visión a nuestro pequeño grupo de Portland, el cual creyó entonces que provenía de Dios. Fueron momentos en que sentimos el poder de Dios y el carácter solemne de la eternidad. Más o menos una semana después de esto el Señor me dio otra visión. Me mostró las pruebas por las que habría de pasar, y que debía ir y relatar a otros lo que él me había revelado, y también que tendría que arrostrar gran oposición y sufrir angustia en mi espíritu. Pero el ángel dijo: "Bástate la gracia de Dios; él te sostendrá."
Al salir de esta visión, me sentí sumamente conturbada. Estaba muy delicada de salud y sólo tenía 17 años. Sabia que muchos habían caído por el engreimiento, y que si me ensalzaba en algo, Dios me abandonaría, y sin duda alguna yo me perdería. Recurrí al Señor en oración y le rogué que pusiese la carga sobre otra persona. Me parecía que yo no podría llevarla. Estuve postrada sobre mi rostro mucho tiempo, y la única instrucción que pude recibir fue: "Comunica a otros lo que te he revelado."
En la siguiente visión que tuve, rogué fervorosamente al Señor que, si debía ir y relatar lo que me había mostrado, me guardase del ensalzamiento. Entonces me reveló que mi oración era contestada y que si me viese en peligro de engreírme, su mano se posaría sobre mi, y me vería aquejada de enfermedad. Dijo el ángel: "Si comunicas fielmente los 21 mensajes y perseveras hasta el fin, comerás del fruto del árbol de la vida y beberás del agua del río de vida."
Pronto se difundió que las visiones eran resultado del mesmerismo, y muchos adventistas estuvieron dispuestos a creerlo y a hacer circular el rumor. Un médico que era un célebre mesmerizador me dijo que mis visiones eran mesmerismo, que yo era un sujeto muy dócil y que él podía mesmerizarme y darme una visión. Le responda que el Señor me había mostrado en visión que el mesmerismo era del diablo, que provenía del abismo y que pronto volvería allí, junto con los que continuasen practicándolo. (Véase el Apéndice.) Le di permiso para mesmerizarme si podía. Lo probó durante más de media hora, recurriendo a diferentes operaciones, y finalmente renunció a la tentativa. Por la fe en Dios pude resistir su influencia, y ésta no me afectó en lo más mínimo.
Si tenía una visión en una reunión, muchos decían que era excitación y que alguien me mesmerizaba. Entonces me iba sola a los bosques, donde únicamente el ojo o el oído de Dios pudiese verme u oírme; me dirigía a él en oración y el a veces me daba una visión allí. Me regocijaba entonces, y contaba lo que Dios me había revelado a solas donde ningún mortal podía influir en mí. Pero algunos me dijeron que me mesmerizaba a mí misma. ¡Oh!-pensaba yo- ¿hemos llegado al punto en que los que acuden sinceramente a Dios a solas y confiando en sus promesas para obtener su salvación, pueden ser acusados de hallarse bajo la influencia corrupta y condenadora del mesmerismo? ¿Pedimos "pan" a nuestro bondadoso Padre celestial para recibir tan sólo una " piedra" o un "escorpión"? Estas cosas herían mi ánimo y torturaban mi alma con una intensa angustia, que era casi desesperación, mientras que muchos procuraban hacerme creer que no había Espíritu Santo y que todas las manifestaciones que habían experimentado los santos hombres de Dios no eran más que mesmerismo o engaños de Satanás.
En aquel tiempo había fanatismo en el estado de Maine. Algunos evitaban todo trabajo y despedían de la fraternidad a cuantos no querían aceptar sus opiniones al respecto, así como algunas otras cosas que ellos consideraban deberes religiosos. Dios me reveló esos errores en visión y me envió a sus hijos extraviados para que se los declarase; pero muchos de ellos rechazaron rotundamente el mensaje, y me acusaron de amoldarme al mundo. Por otro lado, los adventistas nominales me acusaron falsamente de fanatismo, y algunos, con impiedad me llamaban dirigente del fanatismo que en realidad yo estaba procurando corregir. (Véase el Apéndice.) Diferentes fechas fueron fijadas en repetidas ocasiones para la venida del Señor, y se insistió en que los hermanos las aceptasen; pero el Señor me mostró que todas pasarían, porque el tiempo de angustia debía transcurrir antes de la venida de Cristo, y que cada vez que se fijara una fecha y ésta transcurriera ello no podría sino debilitar la fe del pueblo de Dios. Por enseñar esto, se me acusó de acompañar al siervo malo que decía en su corazón: "Mi Señor tarda en venir."
Todas estas cosas abrumaban mi ánimo, y en la confusión me veía a veces tentada a dudar de mi propia experiencia. Mientras orábamos en la familia una mañana, el poder de Dios comenzó a descansar sobre mí, y cruzó por mi mente el pensamiento de que era mesmerismo, y lo resistí. Inmediatamente fui herida de mudez, y por algunos momentos perdí el sentido de cuanto me rodeaba. Vi entonces mi pecado al dudar del poder de Dios y que por ello me había quedado muda, pero que antes de 24 horas se desataría mi lengua. Se me mostró una tarjeta en que estaban escritos en letras de oro el capítulo y los versículos de cincuenta pasajes de la Escritura.* Después que salí de la visión, pedí por señas la pizarra y escribí en ella que estaba muda, también lo que había visto, y que deseaba la Biblia grande. Tomé la 23 Biblia y rápidamente busqué todos los textos que había visto en la tarjeta. No pude hablar en todo el día. A la mañana siguiente temprano, llenóse mi alma de gozo, se desató mi lengua y prorrumpí en grandes alabanzas a Dios. Después de esto ya no me atreví a dudar ni a resistir por un momento al poder de Dios, pensaran los demás lo que pensaran.
En 1846, mientras estaba en Fairhaven, Massachusetts, mi hermana (quien solía acompañarme en aquel entonces), la Hna. A., el Hno. G. y yo misma subimos en un barco a vela para ir a visitar a una familia en la isla del Oeste. Era casi de noche cuando partimos. Apenas habíamos recorrido una corta distancia cuando se levantó una tempestad repentina. Había truenos y rayos, y la lluvia caía sobre nosotros a torrentes. Resultaba claro que nos íbamos a perder, a menos que Dios nos librase.
Me arrodillé en el barco y comencé a clamar a Dios que nos salvase. Allí, sobre las olas tumultuosas, mientras el agua pasaba por encima del puente sobre nosotros, fuí arrebatada en visión y vi que antes que pereciéramos se secaría toda gota del océano, pues mi obra estaba tan sólo en su comienzo. Cuando salí de la visión, todos mis temores se habían disipado, cantamos y alabamos a Dios y aquel barquito vino a ser para nosotros un Betel flotante. El redactor del Advent Herald había dicho que, por cuanto se sabia, mis visiones eran "el resultado de operaciones mesméricas." Pero, pregunto, ¿qué oportunidad había para realizar operaciones mesméricas en una ocasión como aquélla? El Hno. G. estaba más que ocupado en el manejo del barco. Procuró anclar, pero el ancla se deslizaba por el fondo. Nuestra embarcación era sacudida sobre las olas e impulsada por el viento, y era tanta la obscuridad que no podíamos ver desde un extremo del barco al otro. Pronto el ancla se afirmó, y el Hno. G. pidió auxilio. Había tan sólo dos casas en la isla, y resultó que estábamos cerca de una de ellas, pero no era aquella a la cual deseábamos ir. Toda la familia se había retirado a descansar, con excepción de una niñita que, providencialmente, oyó el pedido de auxilio lanzado sobre el agua. Su padre acudió pronto en nuestro socorro y, en un barquito, nos llevó a la orilla. Pasamos el resto de aquella noche agradeciendo a Dios y alabándole por su admirable bondad hacia nosotros.
En esta visión los creyentes adventistas no encontraron una explicación por la no venida de Cristo, el 22 de octubre de 1844, pero pronto hallaron explicar el "chasco" reinterpretando la fallida profecía. La explicación que aceptaron los primeros adventistas derivó de escuchar la narración de otra visión, en este caso de Iram Edson, en donde veía a Jesús en el Santuario Celestial, pasando del Lugar Santo al Lugar Santísimo.
Ellen relató su primera visión a un grupo de sesenta creyentes adventistas de Portland. Este pequeño grupo creyó que era Dios quien dirigía a ellos a través de esa joven. Luego viajó con varios miembros de su familia o mujeres que ella conocía, para contar su experiencia en Maine y los estados vecinos.
Esta primera visión fue escrita por Ellen Harmon un año después el 20 de diciembre de 1845 y publicada en el Day-Star de Cincinnati, Ohio (EE. UU.) el 24 de enero de 1846. La impresión de esta historia, que fue enviado como correspondencia personal al redactor E. Jacobs, proporcionó consuelo y fortaleció a muchos creyentes adventistas que habían visto el no cumplimiento del regreso de Cristo el 22 de octubre de 1844 por la interpretación de la profecía de Daniel 8:14,
A través de los años fue reimpresa en artículos y folletos, para finalmente formar parte del primer libro de Ellen G. White, A Sketch of the Christian Experience and Views of Ellen G. White, que apareció en 1851, posteriormente es libro llegó a ser la primera parte del libro Early Writings[5]

[editar] Matrimonio con James White

En un viaje a Oregón, Maine, Ellen conoció a un joven ministro adventista, llamado James Springer White con quien se casó el 30 de agosto de 1846. El hogar de los Harmon en Gorham, fue su primer lugar de residencia.

[editar] Aceptación del Sábado como día de reposo

La idea de adoptar el sábado como día de reposo no fue de la señora White. Los esposos White lo aceptaron tras leer un folleto acerca del tema, publicado por el Capitán José Bates, ellos aceptaron al carácter sagrado del sábado como día de descanso y se unieron en la defensa de la misma. Seis meses más tarde, el sábado 7 de abril de 1847, Elena tuvo una visión en la que veía los diez mandamientos en el santuario celestial con un halo de luz que rodeaba el cuarto. Esto la convenció aún más de la importancia de realizar los servicios religiosos de la naciente iglesia y confirmó su papel como moldeadora de las doctrinas de la nueva religión. La doctrina de la adoración en sábado fue tomada del estudio de la biblia en exodo 20:8. En donde están grabados los diez mandamientos de Dios.
La experiencia de los primeros días de Jaime y Elena de White se vieron llenos de pobreza. Sin existir una organización eclesiástica no había una forma de sostén del ministerio regular o segura. En la actualidad los ministros adventistas son mantenidos por los diezmos que pagan los feligreses. El tiempo de Jaime White durante un año se dividió entre viajar y predicar por una parte, y ganarse la vida en el ferrocarril o en los campos de heno por la otra.
Pronto después del nacimiento de su primer hijo Enrique White, ocurrido el 26 de agosto de 1847, la joven pareja decidió dedicarse totalmente al ministerio. Enrique fue dejado al cuidado de manos ajenas a las de su madre. Esto también resultó cierto con respecto a Edson, nacido en 1849. Cuando Guillermo nació, en 1854 y Juan, en 1860, los esposos White pudieron tener su propia casa.

[editar] Establecimiento de las doctrinas adventistas del séptimo día

Durante la primavera y el verano de 1848, Jaime y Elena de White asistieron a cinco conferencias sabáticas, en las cuales se dio forma a las principales doctrinas que la Iglesia Adventista sostiene como un cuerpo orgánico de enseñanza. En esas reuniones, Elena de White dirimió entre puntos difíciles de doctrina aludiendo a sus visiones como respuesta a las polémicas.
En la sexta conferencia, realizada en noviembre de 1848, a Elena de White se le mostró que su esposo debía publicar un pequeño periódico para diseminar las verdades bíblicas. En respuesta a las urgencias de Elena, Jaime, en junio de 1849, sin dinero para llevar a cabo la empresa, y mientras vivía en habitaciones prestadas en el hogar de los Belden, ubicados en Rocky Hill, Connecticut, inició la publicación de un periódico de ocho páginas denominado The Present Truth (La verdad presente). En la última parte de 1850, con el propósito de hacer que el título representara una misión más amplia, se sustituyó por el de Second Advent Review and Sabbath Herald (Revista del segundo advenimiento y heraldo del sábado), el órgano de la iglesia adventista que existe hasta hoy.
La primera visión de Elena G. de White fue publicada el 24 de enero de 1846 en un número del Day Star, bajo la forma de una carta al director. Visiones siguientes fueron apareciendo en pliegos sueltos o en artículos de la revista Present Truth. Su primer libro, de 64 páginas, que estaba encuadernado a la rústica y tenía por título The Christian Experiences and Views of Ellen G. White (Las experiencias cristianas y puntos de vista de Elena G. de White), se publicó en julio de 1851. Se componía de artículos o condensaciones de artículos que aparecieron en forma suelta en Present Truth, y también de algún material nuevo. (Véase Primeros escritos, págs. 11-78, donde aparece una reproducción del libro.)
Los esposos White viajaron entre los creyentes, animaron, instruyeron y, en algunas ocasiones, reprendieron la indiferencia y el fanatismo. Mientras se alojaban en uno u otro hogar hospitalario, Jaime White hacía los arreglos para la publicación de las revistas que se esforzaba para que aparecieran con cierta regularidad. Con la decisión de comprar un equipo de impresión en 1852, se establecieron en Rochester, Nueva York, y fijaron su residencia familiar en una casa grande rentada que sirvió también como centro de impresión y casa de alojamiento para los que ayudaban en la impresión. Aunque acosados por la pobreza, la enfermedad y la angustia, los esposos White gozaban del placer de tener su familia junta en su propio hogar.
En noviembre de 1855, en respuesta a una invitación de observadores del sábado del Estado de Míchigan, el equipo de impresión fue trasladado a Battle Creek, donde los esperaba una pequeña casa editora. A medida que la iglesia se desarrollaba, Battle Creek llegó a ser su centro de operaciones y de administración, y continuó siéndolo hasta el año 1903, fecha en la cual se trasladó a Washington, D. C.
Elena de White tuvo una visión considerada importante para los creyentes durante la conferencia realizada inmediatamente después que se estableció en Battle Creek, y cuando ella la leyó a la iglesia pocos días más tarde, se tomó el acuerdo de que debía ser publicada para beneficio de todos los adventistas observadores del sábado. La publicación apareció como un folleto de 16 páginas titulado Testimonies for the Church. De año en año, a medida que Elena de White tenía visiones importantes, éstas eran publicadas en folletos, y más tarde reimpresas en los volúmenes de la colección Testimonies.
La visión del 14 de marzo de 1858, relativa al gran conflicto, es considerada por los adventistas como la más importante de la señora White. El relato de una visión de dos horas fue publicado en la última parte del verano bajo el título de El gran conflicto ente Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles. En sus 219 páginas con tipo pequeño, ella fue trazando los puntos más importantes de la historia con un énfasis particular en los acontecimientos de los últimos días y la recompensa para los fieles. A través de los años posteriores, a medida que por el crecimiento de la iglesia se publicaban libros mayores, visiones repetidas fueron desarrollando más plenamente esa idea del conflicto, y Elena de White, en gran parte del resto de su vida, preparó libros, con ayuda de su esposo y varios secretarios, culminando con las obras: Patriarcas y profetas, Profetas y reyes, El Deseado de todas las gentes, Hechos de los apóstoles y El conflicto de los siglos.
Juan Heriberto White murió de una infección a la edad de tres meses, en diciembre de 1860. A su muerte se adquirió un pequeño lote familiar en el cementerio de Oak Hill, donde actualmente descansan todos los miembros de la familia. Mientras la familia estaba en un viaje de trabajo y de vacación rumbo a Maine tres años más tarde, Enrique murió de neumonía a la edad de 16 años. Los esposos White conocieron la aflicción. en realidad las doctrinas adventistas están basadas solo en la biblia,aunque las vis iones de ella aportaron luz para una mejor comprension de ellas

[editar] Organización de normas prosalud

El 6 de junio de 1863, poco después de la organización de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, en la última parte de mayo, Elena tuvo una visión sobre la abarcante reforma relativa a la salud, en Otsego, Míchigan, unos 45 km al oeste de Battle Creek. Esta visión llamaba la atención de los adventistas del séptimo día a la importancia de un conocimiento de los principios relativos a la salud; hacía un llamamiento a regresar a un programa alimentarlo desprovisto de carne como el establecido en el Edén del Génesis; señalaba los peligros del uso de las drogas intoxicantes prescritas libremente en aquel tiempo; aconsejaba el uso benéfico del agua en el buen vivir y en el cuidado de los enfermos; recomendaba usar vestidos saludables, y amonestaba contra el abuso en las relaciones matrimoniales. Aunque algunos de estos principios eran defendidos por uno que otro conferenciante sobre temas de la salud, a menudo se mezclaban con ellos ideas no defendidas por la señora White. A raíz de esto viene una nueva visión a establecer la posición adventista oficial. En la publicación de esta visión Elena de White conocida como: «Este es el camino», ella da a conocer los principios de la salud. Se publicaron artículos, se imprimieron folletos y finalmente, y se inició una institución médica en septiembre de 1866, en Battle Creek, la que se llamó The Western Health Reform Institute (‘Instituto de Reforma Sanitaria del Oeste’). Esta fue solamente la primera de una cadena de instituciones médicas que hoy son dirigidas por la Iglesia Adventista alrededor del mundo.
En este campo hay declaraciones polémicas por parte de la señora White, las cuales causan conflictos ya que estas declaraciones son mostradas como reveladas por Dios. Dentro de estas se pueden mencionar: todos los tipos de cáncer se deben al consumo de carne, la tuberculosis es causada por el consumo de carne, los organismos tienen una fuerza vital y se declinación causa la enfermedad, una postura claramente vitalista, la creencia que la masturbación causa locura y ceguera, que el uso de pelucas causa locura, entre otras.

[editar] Iniciativas por un sistema educativo propio

En 1872 la iglesia recibió por parte de la señora White, instrucciones para establecer una institución educacional donde la juventud adventista pudiera obtener educación en su religión, y jóvenes de ambos sexos se prepararan para el servicio de la denominación. El Colegio de Battle Creek se inició en 1874, para ser seguido a su debido tiempo por colegios en el este y el oeste del país, y en otros países alrededor del mundo. Estos colegios fueron seguidos a su vez por el establecimiento de escuelas primarias y secundarias. Artículos aparecidos en Testimony, así como algunos folletos especiales, contenían sus instrucciones con respecto a cómo ella consideraba que Dios quería que estas instituciones fueran dirigidas.
En 1868, con una reunión que duró diez días y que se realizó en un bosque de Wright, Míchigan, Jaime White y sus asociados iniciaron una serie de camp meetings (congresos campestres), como convocaciones en las cuales de año en año los creyentes podían retirarse por un tiempo para fines espirituales. Esta forma de reuniones resultó de tanto éxito que en los años que siguieron casi todas las asociaciones tenían sus propias reuniones campestres. Elena de White asistía a éstas regularmente con su esposo, y a veces estaba presente en diez a quince reuniones en una sola estación. Esta obra realizada durante la década del 70 sobrecargó mucho la salud de Elena de White y retrasó sus escritos.
En agosto de 1881, Jaime White, a la edad de 60 años, cayó repentinamente enfermo. Después de una semana de enfermedad, las labores de su vida quedaron terminadas, y fue enterrado en el lote familiar del cementerio de Oak Hill.
Después de la muerte de su esposo Elena se apoyó en su hijo Guillermo C. White, que a la sazón tenía 27 años, por pedido especial empezó a ayudar a su madre en sus viajes y en su obra de publicación. Su confianza en Guillermo fue confirmada por otra visión.
Después que los dos trabajaron juntos en iniciar el Colegio de Healdsburg, California, en 1882, y luego que ella había completado la tarea de escribir su historia del espiritú de profecía, la Asociación General envió a Elena de White un pedido de los creyentes de Europa de que ella visitara los países en los cuales se había comenzado la adoctrinación en la década anterior. Se pidió que su hijo Guillermo la acompañara, y que tomara una parte activa en la tarea de poner sobre una base de operación sólida a la casa editora de Basilea, Suiza, recientemente establecida.
Elena de White, junto con su ayuda secretarial y Guillermo y su familia, se embarcaron para Inglaterra en agosto de 1885. Durante dos años trabajaron en Europa, estableciendo su sede en Basilea, Suiza. Desde allí viajaron visitando Italia, Inglaterra, y los países escandinavos tres veces. Visitó a los creyentes adventistas, asistió a reuniones generales, y a veces habló a grandes auditorios de público en general, como ocurrió en Oslo, Noruega, donde se dirigió a 5.000 personas en una noche.
Por supuesto, tanto en su propio país como en el extranjero, Elena de White no podía escapar a la tarea de escribir, ora fueran testimonios de orden personal para animar, amonestar o preservar a familias o individuos, ora artículos para periódicos de la iglesia, o bien sus libros. Fue mientras estaba en Europa cuando emprendió la tarea de ampliar la presentación de la historia del gran conflicto, obra que había de completar en Healdsburg, California, en 1888 y 1890, lo cual produjo los bien conocidos libros El conflicto de los siglos y Patriarcas y profetas, respectivamente.
Al volver a los Estados Unidos en septiembre de 1887, Elena de White de nuevo dividió su tiempo entre la tarea de escribir y el ministerio público. Asistió a reuniones campestres, y luego a la sesión de la Asociación General realizada el año 1888 en Minneápolis, Minnesota. Esta reunión, con sus conflictos sobre enseñanzas doctrinales, afectó mucho su salud. Pero, incólume, empleó una buena parte de los dos próximos años para viajar entre las iglesias llevando la doctrina de la justificación por la fe, tanto a las iglesias como a las asambleas ministeriales.
Teniendo ya impresos y en circulación los libros Testimonies for the Church (Testimonios para la iglesia), tomo 5, El conflicto de los siglos, Patriarcas y profetas y Christian Temperance and Bible Hygiene (Temperancia cristiana e higiene bíblica), Elena de White estaba preparada para responder al pedido que la Asociación General le hizo en 1890 para que visitara Australia y ayudara en el establecimiento de la iglesia adventista en ese continente, donde la adoctrinación recién se iniciaba. De nuevo su hijo Guillermo C. White y varios ayudantes la acompañaron a cruzar el Pacífico en noviembre de 1891. Llegaron a Australia a mitad del verano. Trabajó allí por nueve años. Fuera de la casa editora de Melbourne, llamada Bible Echo (Eco Bíblico), y grupos de creyentes aquí y allá, no había un solo edificio de iglesia, y poco para mostrar en favor de la obra en Australia.
Cuando salió de Australia en agosto de 1900, para regresar a Norteamérica, dejó una iglesia más que triplicado en su feligresía, varias asociaciones bien organizadas, edificios de iglesia para la mayor parte de las congregaciones, un colegio en Corranbong establecido en el campo, rodeado de huertas, jardines y viñedos, una buena granja que sin embargo había sido declarada inservible, un gran sanatorio en los suburbios de Sídney en plena construcción, el comienzo de una fábrica de productos alimenticios, y una floreciente casa editora.
Mientras estaba en Australia completó y publicó cuatro libros: El camino a Cristo, La educación cristiana, El discurso maestro de Jesucristo y El Deseado de todas las gentes. Dos de ellos han sido puestos fuertemente en tela de juicio por ser considerados como plagio: El camino a Cristo y el Desesado de todas las gentes. En 1900 Elena G. de White regresa a Norteamérica, según ella por instrucciones de Dios dadas en visión.
Clausurando sus asuntos en un tiempo increíblemente corto, pronto se había embarcado de regreso para los Estados Unidos, acompañada de su ayuda secretarial y de su hijo Guillermo y familia. Once días después de su arribo había encontrado en el norte de California una propiedad: Elmshaven, lista para ser ocupada, y allí se mudó para continuar con su tarea. Las exigencias de la causa a menudo requerían que abandonara la tarea de escribir.Ella asistió a la Asociación General en su sesión de 1901, donde sus mensajes fueron el principal factor en la reorganización de la Asociación General. Allí se distribuyeron responsabilidades y se abrió el camino para un rápido progreso por todo el mundo.En esa reunión ella hizo frente al movimiento fanático llamado Holy Flesh (carne santificada).
En congresos siguientes de la Asociación General realizados en 1903, 1905 y 1909, sus mensajes presentaron muchas advertencias necesarias y consejos para guiar en una obra que crecía en el ámbito mundial. Ella urgió a los hermanos a ampliar la obra en Sudamérica, la India, la China, etc. Sus mensajes hicieron frente en forma directa a las insidiosas acometidas de las enseñanzas panteístas diseminadas al final del siglo por una cantidad de prominentes obreros médicos.
Aludiendo a sus visiones se insto a los dirigentes a adquirir propiedades en el sur de California y a iniciar la obra de sanatorios en Paradise Valley, Glendale y Loma Linda, y también al desarrollo de una facultad de medicina en este último lugar.
El libro La Educación salió de prensa en 1903 y El ministerio de curación en 1905.Los tomos 8 y 9 de Testimonies se publicaron en 1904 y 1909 respectivamente. Una revisión de El conflicto de los siglos se publicó en 1911, así como Hechos de los apóstoles. Con Profetas y reyes en preparación durante este período y publicado poco después de la muerte de Elena de White, la serie llamada Conflicto estaba completa. Consejos para los padres, maestros y alumnos, publicado en 1913, y Obreros evangélicos, en 1915, completaron la serie de libros publicados mientras ella vivía, y Life Sketches (Bosquejos biográficos) siguió inmediatamente después de su muerte el mismo año.

[editar] Sus últimos años

Aunque estuvo activa en la obra de preparar libros hasta el tiempo en que cayó y se fracturó la cadera en febrero de 1915, Elena de White fue aliviada de las tareas más pesadas de escribir cartas y hablar en público durante los últimos tres años de su vida. Tuvo visiones hasta el año 1914, y aún hasta 1915, año en que murió.
El sábado de mañana, 13 de febrero de 1915, al entrar en la pieza que usaba para escribir, a la edad de 87 años, tropezó y cayó, quebrándose la cadera. Tuvo que quedar confinada a una cama de hospital, que se instaló en su sala de escribir, donde pasó los últimos días de su vida sin sufrir. Una silla de ruedas le permitía ocasionalmente pasar unas pocas horas en el balcón del segundo piso. Durante este período estaba a veces completamente alerta y otras veces en coma. Su vida terminó un viernes por la tarde, el 16 de julio de 1915. Sus últimas palabras, dichas a su hijo, fueron: "Yo sé en quién he creído". El próximo domingo por la tarde se realizó un servicio fúnebre en el patio de su casa. Otro servicio se realizó en el campamento de la asociación en Richmond, California, el lunes, y un tercero en el tabernáculo de Battle Creek, el sábado 24 de julio. A este servicio asistieron 4. 000 personas. Fue enterrada junto a su esposo en el cementerio de Oak Hill, en el lote familiar.
Elena G. de White murió convencida que las visiones que había tenido durante su vida eran producto de Dios, y no como resultado de la epilepsia de lóbulo temporal que probablemente se le generó como resultado del accidente que tuvo en su niñez. Su fuerte fe se manifiesta en la última parte de su vida al escribir:
"Ya sea que mi vida sea preservada o no, mis escritos hablarán constantemente, y su obra irá adelante mientras dure el tiempo. Mis escritos son guardados en los archivos en la oficina, y aunque yo no viviera, esas palabras que me han sido dadas por el Señor todavía tendrán vida y hablarán a la gente" (Mensajes selectos, tomo 1 pág. 63).
Tres años antes de su muerte, Elena de White estableció una junta de fideicomisarios compuesta de dirigentes de la iglesia, incluyendo su propio hijo, a los cuales les confió el cuidado de sus escritos. Ellos y sus sucesores han llevado esta responsabilidad, y al hacerlo han hecho los arreglos para proveer a la distribución siempre creciente de sus libros. Esta obra es dirigida desde la oficina central de la Corporación Editorial Elena G. de White, en la sede de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Washington, D. C.

[editar] Acusaciones de plagio

Los delegados a la conferencia internacional de los adventistas del séptimo día que se celebró el año pasado reafirmaron que Ellen G. White fue “inspirada de la misma manera en que lo fueron los profetas de la Biblia.” Ella escribió más de 50 libros. Ahora, un hombre que ha sido ministro adventista por 36 años y ha pasado dos años investigando los escritos de ella, declaró: “Era una plagiaria.”
El pastor Walter Rea afirma que las pruebas son tan claras que “puedo hacer que un camionero note eso por sí mismo.” Declara que las fuentes de consulta de Ellen White fueron a menudo obras de escritores religiosos de a mediados del siglo diecinueve que no eran adventistas, y ofrece una cantidad de ejemplos para probar su afirmación. Afirma que, hasta la fecha, no ha encontrado una obra de importancia escrita por Ellen White en la que no se haya utilizado una fuente ya publicada. “Lo importante de este asunto es que ella y la confesión siempre afirmaron que ella nunca copió de otros y que ella nunca recibió la influencia de nadie,” dice Rea.
En sus comentarios acerca del descubrimiento de esta apropiación literaria, Donald R. McAdams, presidente del Colegio Adventista del Sudoeste, de Keene, Texas, escribió:
“Ellen White es una parte tan céntrica de la vida de los adventistas del séptimo día que sus palabras penetran en prácticamente toda área de la enseñanza y práctica adventista. . . . El que se considere que sus palabras posiblemente se hayan derivado de otra persona y que no necesariamente sean la autoridad final introduce un elemento de caos en el mismo corazón del adventismo, lo cual hace que todos nos sintamos incómodos.”
.
Es interesante notar que Ellen White ha sido a veces el centro de acusaciones que afirman que sus asistentes literarias escribieron sus libros, o que cometió plagio (copiar ilegalmente de otras fuentes) en la mayor parte de lo que ella escribió. No obstante, en el prefacio de El conflicto de los siglos, ella afirmó que había usado otros libros:
“En algunos casos, cuando he encontrado que un historiador había reunido los hechos y presentado en pocas líneas un claro conjunto del asunto, o agrupado los detalles en forma conveniente, he reproducido sus palabras [...]. Y, al referir los casos y los puntos de vista de quienes siguen adelante con la obra de reforma en nuestro tiempo, me he valido en forma similar de las obras que han publicado”
¿Justifica esto la acusación de plagio? En 1981, la Asociación General pidió a un abogado especialista en derechos de autor que estudiara el asunto. Después de pasar más de trescientas horas investigando, llegó a la conclusión de que “Elena G. de White no fue plagiaria, y que sus obras no constituyen plagios ni violaciones de los derechos de autor.” (Adventist Review, 17 de septiembre de 1981. Entre las razones que dio, estaban: Vincent L. Ramik, abogado catolico romano de Washington que despues de investigar cerca de 1.000 casos de copyright en la historia legal de Estados Unidos, emitio una opinion legal de 27 paginas acerca de los escritos de Elena G. de White y concluye que: 1) Sus selecciones permanecieron bien dentro de los limites legales del uso correcto.2) Elena de White uso los escritos de otros; pero en la manera en que los uso, los convirtio singularmente en suyos, adaptando las selecciones dentro de su propio marco literario. 3) Elena de White motivo a sus lectores a adquirir copias de algunos de los muchos libros que ella usaba, demostrando que no intento ocultar el hecho de su uso de las fuentes literarias, y que no tuvo intencion de defraudar o reemplazar las obras de cualquier otro autor. 4)El hecho de que los libros que usó Ellen White no estaban protegidos por derechos de autor.


Investigaciones actuales han comprobado que la documentacion a la cual recurrio equivale aproximadamente a un 2 por ciento del total de su producción literaria, aunque otras fuentes pueden dar datos diferentes lo cual debe de ser personalmente investigado a fin de llegar a un conocimiento mas acertado de la verdad.

Entre los tópicos más discutidos por los críticos de la Iglesia Adventista, se encuentra la polémica teoría de la "Amalgamación de las Especies" desarrollada por la señora White en sus obras, las cuales fueron supuestamente editadas y censuradas por su tono racista. El pastor Uriah Smith intentó zanjar la cuestión en 1868 publicando una defensa de Ellen White, conjeturando que la unión del hombre y la bestia había creado razas tales como los "bosquimanos salvajes de Africa", (The Visions of Mrs. E. G. White, p. 103) cabe mencionar que ella jamás aprobó la interpretación racista de Smith.
"Pero si hubo un pecado por encima de los demás que clamaba por la destrucción de la raza por el diluvio fue el crimen básico de la amalgama de hombre y bestia que desfiguró la imagen de Dios, y causó confusión por todas partes. Dios se propuso destruir por un diluvio esta raza poderosa y longeva que había corrompido sus caminos delante de él". Spiritual Gifts, tomo 3, p. 64.
"Todas las especies de animales que Dios había creado fueron preservadas en el arca. Las especies confusas que Dios no creó, que fueron el resultado de la amalgama, fueron destruidas por el diluvio. Después del diluvio ha habido amalgama de hombres y de bestias, como se puede ver en la casi infinita variedad de especies de animales, y en ciertas razas de hombres.". Spiritual Gifts, tomo 3, p. 75. fuente
Los apologistas de las obras de Elena White, resaltan que ella no hizo mención de una mezcla híbrida de humano animal, únicamente de las prácticas idolátricas paganas que utilizaron imagenes mitad hombre-animal, aun en tiempos de las longevas razas descritas en la bíblia y el resultado del pecado, evidenciado en la degradación de las especies del mundo recién creado. Dado que se expresaba en términos espirituales de un fuerte trasfondo bíblico, hacen un paralelismo de los días peri diluvianos con la imagen escatológica de la bestia de apocalipsis 13, que al ser aceptada por el hombre provoca la ira de Dios y la destrucción final. fuente
Aunque lo recomendable es tomar en cuenta un muy particular o personal punto de vista con respecto a lo que se crea o se entienda de la vida y la obra de Elena White, se recomienda analizar información a favor y en contra de su obra y sus escritos, para lo cual se deja la siguiente referencia. otras opiniones

[editar] Datos Biograficos de Elena G. de White, 1827-1915

Los Primeros Años, 1827-1860
Elena Harmon nació un día de fines del otoño (en el hemisferio norte), en una casa de campo cerca de Gorham, Maine. Pasó su infancia y su juventud en la vecina ciudad de Portland. Se casó con Jaime White en 1846, y la joven pareja vivió en diferentes localidades de Nueva Inglaterra mientras procuraba alentar e instruir a sus hermanos creyentes en el advenimiento por medio de sus predicaciones, visitas y publicaciones. Después de once números publicados irregularmente de The Present Truth (La verdad presente), lanzaron la Second Advent Review and Sabbath Herald* (Revista del segundo advenimiento y heraldo del sábado) en París, Maine, en 1850. De allí en adelante siguieron un rumbo constante hacia el oeste -a Saratoga Springs, Nueva York, y luego a Rochester, Nueva York, a principios de la década de 1850, y finalmente en 1855 a Battle Creek, Michigan, donde residieron los siguientes veinte años.
1827, 26 de noviembre Nació en Gorham, Maine.
1836 (aprox.) Traumatismo y tortura de la nariz en Portland, Maine.
1840, marzo Escuchó por primera vez a Guillermo Miller en la presentación del mensaje adventista.
1842, 26 de junio Fue bautizada y aceptada en la iglesia Metodista.
1844, 22 de octubre Sufrió el "Gran Chasco" cuando Cristo no vino.
1844, diciembre Primera visión.
1845, Primavera(en hemisf. norte; marzo-junio) Viajó al este de Maine para visitar a los creyentes: conoció a Jaime White.
1846, 30 de agosto Contrajo Matrimonio con Jaime White.
1846, Otoño (en hemisf. norte; septiembre-diciembre) Aceptó guardar el séptimo día.
1847-1848 Estableció su hogar en Topsham, Maine.
1847, 26 de agosto Nacimiento de su primer hijo, Henry Nichols.
1848, 20-24 de abril Asistió al primer de los adventistas observadores del sábado en Rocky Hill. Connecticut.
1848, 18 de noviembre Visión para comenzar la obra de publicación "Streams of Light", (Rayos de luz).
1849, julio Primero de los once números de The Present Truth (La verdad presente), editada como resultado de la visión de noviembre de 1848.
1849, 28 de julio Nacimiento de James Edson, segundo hijo.
1849-1852 Se trasladó de lugar en lugar con su esposo y editor.
1851, julio Publica su primer libro, A Sketch of Experience and
Views (Bosquejo de experiencia y visiones). 1852-1855 En Rochester, Nueva York, donde su esposo publicó Review and Herald y Youth's Instructor (El instructor de la juventud).
1854, 29 de agosto Nacimiento de su tercer hijo, William Clarence.
1855, noviembre Se mudaron con la planta impresora a Battle Creek,Michigan.
1855, diciembre Se publicó Testimony for the Church (Testimonio para la Iglesia), número 1, un folleto de 16 páginas.
1856, primavera (en hemisf. Se mudaron a su propia casita en Wood Street. norte; marzo-junio)
1858, 14 de marzo Visión sobre "El gran conflicto", en Lovett's Grove,Ohio.
1860, 20 de septiembre Nacimiento del cuarto hijo, John Herbert.
1860, 14 de diciembre Muerte de John Herbert a los tres meses de edad.
Años de Desarrollo de la Iglesia, 1860-1868
La década de 1860 sorprendió a Elena de White y su esposo a la vanguardia de la lucha para organizar la Iglesia Adventista como una institución estable. Esta década también fue crucial en cuanto abarca los comienzos del énfasis adventista en el mensaje de la salud. Respondiendo al llamado de la Sra. de White, la iglesia como cuerpo empezó a ver la importancia de una vida cristiana saludable. En respuesta a su visión de la Navidad de 1865, se inauguró en 1866 nuestra primera institución pro-salud, el Instituto Occidental de Reforma Pro-salud. Posteriormente éste llegó a ser el Sanatorio de Battle Creek.


1860, 29 de septiembre Elección del nombre Adventista del Séptimo Día.

1861, 8 de octubre Organización de la Asociación de Michigan.
1863, mayo Organización de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día.
1863, 6 de junio Visión acerca de la reforma pro-salud en Otsego, Michigan.
1863, 8 de diciembre Muerte del hijo mayor, Henry Nichols, en Topsham, Maine.
1864, verano (en el hemisf.junio-septiembre) Publicación del cuarto tomo de Spiritual Gifts (Dones norte;espirituales), con un artículo de treinta páginas sobre la salud.
1864, agosto - septiembre En camino a Boston, Massachusetts, visitó la institución médica del Dr. Jaime C. Jackson, "Nuestro Hogar en la Colina", en Dansville, Nueva York.
1865 Publicación de seis folletos, Health: or How to Live (Salud o cómo vivir).
1865, 16 de agosto Jaime White sufrió un ataque de parálisis.
1865, 25 de diciembre Visión en la que se invitaba a crear una institución médica.
1865, diciembre La Sra. de White llevó a Jaime White al norte de Michigan para ayudarlo en su recuperación.
1866, 5 de septiembre Inauguración del Instituto Occidental de Reforma Pro-salud predecesor del Sanatorio de Battle Creek.
1867 Adquirió una granja en Greenville, Michigan. Construy una casa y se dedicó a tareas agrícolas y a escribir.


Años de Congresos Anuales (Camp meetings), 1868-1881

Durante su residencia en Greenville y Battle Creek, Michigan, respectivamente, hasta fines de 1872 y luego durante el tiempo que dividió entre Michigan y California, Elena de White pasó sus inviernos escribiendo y publicando. Durante el verano asistió a congresos anuales, hasta a veintiocho de ellos en algunos años. En esos años se publicaron los números 14-30 de Testimonies (Testimonios) que ahora se encuentran en los volúmenes 2 al 4 de Testimonies. 1868, del 1º al 7 de diciembre. Asistió al primer congreso anual adventista, celebrado en el bosque de arces del hermano Root en Wright, Michigan.
1870, 28 de julio Se casó su segundo hijo, Jaime Edson en el día de su 21º cumpleaños.
1870 Se publicó The Spirit of Prophecy (El Espíritu de Profecía), tomo 1; predecesor de Patriarcas y Profetas.
1872, julio-septiembre En los Montes Rocallosos se dedicó a descansar y escribir, camino a California.
1873-1874 Dividió su tiempo entre Battle Creek y California, y asistió a los congresos anuales.
En 1873 pasó algunos meses en Colorado, descansando y escribiendo.
1874, 10 de abril Abarcante visión del avance de la causa en California, Oregon y en el exterior.
1874, junio Con Jaime White en Oakland, California, mientras él fundaba la Pacific Press Publishing Association y Sings of the Times (Señales de los tiempos).
1875, 3 de enero En Battle Creek. para la dedicación del Colegio Battle Creek. Visión acerca de editoriales en otros países.
1876, 11 de febrero William Clarence, tercer hijo y administrador de la Pacific Press, contrajo matrimonio a la edad de 21 años.
1876, agosto Habló a 20.000 personas en el congreso anual de Groveland, Massachusetts.
1877 Se publicó The Spirit of Prophecy (El espíritu de profecía), tomo 2, precursor de El Deseado de Todas las Gentes.
1877, 1º de julio Habló a 5.000 personas en Battle Creek sobre temperancia.
1878 Se publicó The Spirit of Prophecy(El espíritu de profecía), tomo 3, predecesor de la última parte de El Deseado de Todas las Gentes y Los Hechos de los Apóstoles.
1878, noviembre Pasó el invierno en Texas.
1879, abril Dejó Texas para ocuparse de los congresos anuales del verano.
1881, 1º de agosto Con su esposo enfermo en Battle Creek.
1881, 6 de agosto Muerte de Jaime White.
1881, 13 de agosto Habló durante diez minutos en el funeral de Jaime White en Battle en Battle Creek.
La Década de 1881-1891.
Luego de la muerte de Jaime White en agosto de 1881, Elena de White residió en California, a veces en Healdsburg y otras veces en Oakland. Allí trabajó duramente escribiendo y predicando hasta que partió rumbo a Europa en agosto de 1885, en respuesta al llamado de la Asociación General. Durante los dos años en ese continente vivió en Basilea, Suiza, excepto durante tres prolongadas visitas que realizó a los países escandinavos, Inglaterra e Italia. Al regresar a los Estados Unidos en agosto de 1887, se dirigió prontamente al oeste a su hogar en Healdsburg. Asistió al Congreso de la Asociación General de 1888 en Minneapolis en octubre y noviembre; después de éste, mientras residía en Battle Creek, trabajó entre las iglesias en el medio-oeste y en el este de los Estados Unidos. Luego de un año en el este volvió a California, pero fue llamada nuevamente para asistir a la sesión de la Asociación General en Battle Creek en octubre de 1889. Permaneció en los alrededores de Battle Creek hasta que partió para Australia en septiembre de 1891.
1881, noviembre Asistió al congreso anual de California en Sacramento y participó en la planificación de un colegio en el oeste, que abrió sus puertas en 1882, en Healdsburg.
1882 Se publicó Primeros Escritos, incorporando tres de sus libros anteriores.
1884 Ultima visión pública registrada, en el congreso anual realizado en Portland, Oregon.
1884 Se publicó The Spirit of Prophecy (El Espíritu de Profecía), tomo 4; predecesor de El Conflicto de los Siglos.
1885, Verano (en hemisf. norte; junio-septiembre) Partió de California rumbo a Europa.
1887, verano (en hemisf. norte; junio-septiembre) El Conflicto de los Siglos.
1888, octubre-noviembre Asistió a la sesión de la Asociación General en Minneapolis.
1889 Se publicó Testimonies (Testimonios), tomo 5, incluyendo Testimonies, (Testimonios) números 31-33 (746 páginas).
1890 Se publicó Patriarcas y Profetas.
1892, 12 de septiembre Zarpó hacia Australia vía Honolulu.
Los Años en Australia, 1891-1900
En respuesta a la petición de la Asociación General de visitar Australia para colaborar en el establecimiento de la obra educativa, Elena de White arribó a Sydney el 8 de diciembre de 1891. Aceptó la invitación un tanto a desgano puesto que hubiera deseado continuar escribiendo un libro más extenso sobre la vida de Cristo. Poco después de su llegada fue afectada por reumatismo inflamatorio, lo que la obligó a guardar cama por unos ocho meses. Aunque sufría intensamente, insistió en escribir. A principios de 1893 se dirigió a Nueva Zelandia, donde trabajó hasta fines de ese año. Al regresar a Australia en las últimas semanas de diciembre, asistió al primer congreso anual australiano. En él se presentaron planes para una escuela rural que culminó en la fundación de lo que llegó a ser el Colegio Avondale en Cooranbong, a unos 150 km al norte de Sydney. Elena de White adquirió un terreno en los alrededores donde construyó su hogar, Sunnyside, a fines de 1895. Allí residió, concentrado su atención en sus escritos y viajando por las iglesias hasta que regresó a los Estados Unidos en a de 1900.
1892, junio Habló en ocasión de la inauguración de la Escuela Bíblica Australiana en dos edificios alquilados en Melbourne.
1892 Se publicaron El Camino a Cristo y Obreros Evangélicos.
1894, enero Ayudó en la planificación de un colegio permanente en Australia.
1894, 23 de mayo Visitó la zona de Cooranbong.
1895, diciembre Se trasladó a su hogar Sunnyside en Cooranbong, donde escribió gran parte de El Deseado de Todas las Gentes.
1896 Se publicó El Discurso Maestro de Jesucristo.
1898 Se publicó El Deseado de Todas las Gente.
1899-1900 Estimuló la creación del Sanatorio de Sydney.
1900 Se publicó Palabras de Vida del Gran Maestro.
1900, agosto Dejó Australia para regresar a los Estados Unidos.
Los Años en Elmshaven, 1900-1915
Cuando Elena de White se radicó en Elmshaven, su nuevo hogar cerca de Santa Helena, al norte de California, pensó dedicar la mayor parte de su tiempo a escribir sus libros. Tenía 72 años y aún poseía una cantidad de volúmenes que deseaba completar. Poco se imaginó cuántos viajes, consejos y conferencias se le pediría también que diera. La crisis originada por las controversias en Battle Creek también exigiría mucho de su tiempo y de sus fuerzas. Aun así, escribiendo por la mañana temprano, pudo elaborar nueve libros durante sus años en Elmshaven.
1900, octubre Se estableció en Elmshaven.
1901, abril Asistió al Congreso de la Asociación General en Battle Creek.
1902, 18 de febrero Incendio del Sanatorio de Battle Creek.
1902, 30 de diciembre Incendio de la Review and Herald.
1903, octubre Enfrentó la crisis panteísta.
1904, abril-septiembre Viajó al este para prestar ayuda en la iniciación de la obra en Washington, D. C., para visitar a su hijo Edson en Nashville y para asistir a importantes asambleas.
1904, noviembre-diciembre Se comprometió en la búsqueda del lugar y el establecimiento del Sanatorio de Paradise Valley.
1905, mayo Asistió a la sesión de la Asociación General enWashington, D. C. 1905 Se publicó El Ministerio de Curación.
1905, junio-diciembre Se comprometió en la ubicación y el comienzo del Sanatorio de Loma Linda.
1906-1908 Permaneció ocupada en Elmshaven con su producción literaria.
1909, abril-septiembre A la edad de 81 años viajó a Washington, D. C. para asistir al congreso de la Asociación General. Este fue su último viaje al este.
1910, enero Tuvo un papel prominente en la fundación del Colegio de Médicos Evangelistas en Loma Linda (predecesor de la Universidad de Loma Linda).
1910 Concentró su atención en la finalización de Los Hechos de los Apóstoles y la nueva edición de El Conflicto de los Siglos, obra que se extendió hasta 1911 inclusive.
1911-1915 A edad avanzada, realizó sólo unos pocos viajes al sur de California. En Elmshaven se dedicó al trabajo literario, concluyendo Profetas y Reyes y Consejos para Padres y Maestros.
1915, 13 de febrero Se cayó en su casa en Elmshaven y se quebró la cadera.
1915, 16 de julio Su vida fructífera terminó a la edad de 87 años. Sus últimas palabras fueron: "Sé en quién he creído".También se publicaron los tomos 6 al 9 de Testimonies (Testimonios). 13

[editar] Referencias

[editar] Bibliografía

  • George R. Knight (2004), Cómo leer a Elena de White. Miami: Asociación Publicadora Interamericana. ISBN:ANTIOQUIA
  • Arthur White (2003), Elena de White. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana. ISBN:
  • Herbert E. Douglass (2000), Mensajera del Señor. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana. ISBN: . Se puede consultar integra de este libro en línea en inglés 'Messenger of the Lord' y una selección de su traducción al español en 'Mensajera del Señor'
  • Ciro Sepúlveda (1998), Elena G. de White, lo que no se contó. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana. ISBN:
  • Juan Carlos Viera (1998), La voz del Espíritu. Boise (Idaho): Pacific Press Publishing Association. ISBN:
  • Gary Land (1995), El mundo de Elena G. de White. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana. ISBN:
  • Arturo G. Daniells (1980), El permanente don de profecía. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana.
  • D.A. Delafield (1979), Elena G. de White en Europa. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana.
  • René Noorbergen (1972), Elena G. de White, profeta del destino. New Canaan (Connecticut): Keats Pubblishing. ISBN: -X
  • Marye Trim (1977), Cuéntame de Elena White. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana.
  • Paul Steiner (s/f). L'Esprit de prophetie et Ellen G. White. Berne: CADEC.
  • Robert W. Olson et Jean Zurcher (s/f), Ellen G. White en Suisse . Zurich: Union Suisse des Eglises Adventistes.

[editar] Fuentes

[editar] Notas

[editar] Véase también

[editar] Enlaces externos

Sitios apologistas de Elena G. de White:
Sitios críticos de Ellen G. White:
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